La vesícula es un órgano de color verde, en forma de pera, que tenemos ubicado a la par del hígado, hacia la región derecha del abdomen.
Dentro de sus funciones está el almacenamiento de la bilis que se forma en el hígado. La bilis, por su parte, nos ayuda a absorber la grasa de los alimentos.
Cuando la vesícula pierde la capacidad de mantener ese líquido, empiezan a formarse sedimentos, grumos, y piedras.
¿Cuáles son los síntomas?
- Dolor intenso: cuando las piedras obstruyen la salida de la bilis
- Náuseas
- Vómitos
- Molestias que pueden prolongarse hasta por 2-4 horas y aliviarse con analgésicos
“Si el dolor persiste y la obstrucción se mantiene, puede llegar a inflamarse la vesícula; en ese caso vamos a tener un dolor mucho más intenso, que no cede. Usualmente el paciente consulta en Emergencias y ya tenemos lo que conocemos como una colecistitis”, explicó la Dra. Alba Zúñiga, especialista en Cirugía General y Laparoscópica de Clínica Bíblica.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico se hace con ultrasonido de abdomen enfocado hacia el hígado, para valorar el estado de la vesícula, y la evidencia de piedras.
Al haber una obstrucción persistente, la vesícula empieza a inflamarse, a llenarse de líquido, y eso produce un dolor muy intenso en el paciente. Ese paciente llega a consulta ya que al tomar analgésicos el dolor no mejora. Esta situación es catalogada de emergencia ya que la inflamación puede llegar a perforar la vesícula.
“¿Debo operarme? Sí. Si ya la enfermedad me genera síntomas, definitivamente hay que operar; las piedras no van a desaparecer y pueden llegar a complicar todo el escenario. Es mejor hacer la cirugía programada y evitar complicaciones”, agregó la especialista.
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